Curiosidades del sistema solar: ¿diamantes en Júpiter y Saturno?
Gracias a la cantidad de información que se ha recopilado últimamente acerca de Saturno y Júpiter, estos titanes del Sistema Solar, es posible determinar que en su superficie hay grandes acantilados de diamante. Recientes observaciones pusieron en evidencia que las tormentas en Saturno y Júpiter generan partículas de carbón. Al estar presente este elemento, la formación de diamantes en Jupiter y Saturno parece sumamente posible. Veamos algo más sobre este misterio.
Océanos de diamante en el sistema solar
Hace algunos años, los científicos sugirieron que debido a las intensas temperaturas y presiones atmosféricas, podría haber mares de diamantes en Urano y Neptuno, debido a que sus atmósferas plagadas de metano harían posible que solidificaran diamantes que lloverían, literalmente, sobre sus superficies.
Como Júpiter y Saturno tienen temperaturas inferiores y menos metano en su atmósfera, no se pensó que pudieran estar asociados a estas piedras preciosas. Mientras el metano en Urano y Neptuno está alrededor del 15 por ciento en su atmósfera, Saturno tiene apenas el uno por ciento y Júpiter apenas tiene el 0.2 por ciento.
La sonda Cassini descubrió regiones con tormentas que al verse a través de infrarrojos muestran la descomposición del metano a partículas de carbono. La teoría sostiene que estas partículas, al ir descendiendo por efecto de la gravedad irían soportando mayor presión convirtiéndose en grafito para después transformarse en diamantes que caen a la supercicie.
Pero más allá de esta imagen que parece de ciencia ficción, las extremas condiciones de la atmósfera de Júpiter podrían ocasionar que hubiese, incluso, un enorme océano de diamante líquido. Quizás de este mar los diamantes se conviertan en otros elementos, por lo que probablemente sólo en Urano y en Neptuno los diamantes estén de manera permanente.
Características de los diamantes cósmicos
Hay diferencias en cuanto al posible tamaño que tengan estos diamantes cósmicos. Algunos científicos especulan que puedan ser diminutos al ser creados en la atmósfera. Al ir cayendo ganarían tamaño, como si se tratasen de gotas de agua para formar gemas del tamaño de una arveja.
E incluso hay científicos que creen que la energía que se produce al desatarse los relámpagos en la atmósfera es insuficiente para que se puedan generar los diamantes. También aseguran que aun generándose, y a pesar de la dureza de los diamantes, las altas presiones que existen en la atmósfera serían tan poderosas que incluso podrían llegar a destruirlos.
En un futuro será posible mandar misiones espaciales que puedan crear minas robotizadas para extraer estos preciados cristales. Más allá de su utilización para joyas, los diamantes suelen utilizarse como herramientas de corte y como lentes de precisión.